Máxima que algunos atribuyen al emperador romano Julio César y otros a Nicolás Maquiavelo en su libro"El Príncipe". De cualquier forma se trata de una frase que nos ayuda mucho en nuestra gestión y productividad personal.
En muchas ocasiones nos enfrentamos con una tarea que vamos postergando reiteradamente consciente o inconscientemente debido a su magnitud o la que percibimos como tal. Esta actitud no va a solucionar el problema en ningún caso. Las cosas no se hacen solas y es hora de que "cojamos el toro por los cuernos" y nos enfrentemos a ello.
Puede que percibamos la tarea como algo "enorme", algo que nos llevará demasiado tiempo. Nos sentimos abrumados por lo que tenemos delante, el estrés se dispara, no sabemos por donde empezar, nos agobiamos y nuestra solución es "pasar de largo" y dedicar nuestro tiempo a otra cosa, dejando la tarea sin hacer y lo que es peor "sine die".
Sólo está en nuestra mano el cambiar la situación. Si nos sucede algo parecido sólo tenemos que armarnos de valor y empezar, ese es el primer paso que tenemos que dar, tomar la decisión y la determinación de dejar de evitar esa tarea y comenzarla.
Pero, ¿cómo podemos evitar caer en la desesperación como en las ocasiones anteriores? Aquí van algunos consejos:
Divide la tarea en pequeñas y asequibles micro-tareas.
Deja de ponerte excusas, empieza YA ! decide por donde, algo que sea asequible, que no sea demasiado grande como para tirar la toalla al poco de empezar. No caigas en la tentación de estar durante horas y horas decidiendo como dividir la tarea, toma una decisión y actúa.
Antes de empezar la micro-tarea fija un incio y un fin.
Hay que empezar con un final en mente. Puede ser temporal, por ejemplo trabajar en esta tarea durante 30 min, o bien marcar un final establecido, por ejemplo leer 2 capítulos del libro y no parar hasta llegar a la meta fijada independientemente del tiempo necesario, eso sí, ¡¡ no te olvides de hacer las pausas correspondientes si te lleva demasiado tiempo!!
Realiza esas micro-tareas todos los días. Establece una rutina.
De poco nos sirve armarnos de valor un día, dividir esa tarea que tenemos enquistada en nuestra lista de pendientes, hacer y terminar esa micro-tarea que nos hemos propuesto para luego "tirar todo por la borda" y volver a abandonarla a los pocos días. Si queremos llegar hasta el final debemos de ser constantes y no hay nada mejor que establecer una pequeña rutina diaria para lograrlo.
Saborea la finalización de esa micro-tarea como si fuera una pequeña victoria.
Una vez finalices la micro-tarea propuesta para hoy disfruta de ella, tómate algo de tiempo para hacerlo, mira lo que has logrado y saborea esa sensación de haber hecho algo útil y productivo. No tengas prisa, mañana tendrás que librar otra batalla y continuar avanzando, disfruta del momento, de tu pequeña victoria.
Visualiza tus progresos.
Mira como avanzas en tu tarea, disfruta con los logros del día anterior que te ayudarán a seguir adelante. Mira todo lo que has avanzado más que todo lo que aún queda pendiente. Sólo hay un camino y es seguir avanzando.
No te rindas, sigue hasta el final.
Aunque no lo parezca, el final está ahora más próximo que cuando no habías empezado. Que no te entre el agobio, paso a paso llegarás a la meta, vas por buen camino así que no desfallezcas.
¡¡Ya has llegado!!
¡Por fin! después de tiempo y tiempo sin realizar esa tarea has logrado por fin terminarla. Puede que te haya llevado más o menos tiempo de lo previsto al principio, pero al dividirlo en pequeñas y asequibles tareas apenas te has dado cuenta de todo el proceso. Sólo has enfocado tus energías en terminar esa pequeña tarea para ese día sin mirar a "todo eso que aún queda pendiente". Has divido y has vencido.
Posts relacionados: